Reese Whiterspoon, además de ser una actriz increíble, es una apasionada de los libros. No solo recomienda uno al mes en su club de lectura, también ha producido adaptaciones a series de televisión, como Daisy Jones & the Six o Little fires everywhere.
Pero es que además, el 23 de octubre, se publica su primera novela Gone before goodbye, coescrita nada menos que con Harlan Coben, el autor superventas de suspense.
Pero no, no he venido aquí a hablar de su libro. Aunque me encanta leer, no he leído (aún) ninguna novela suya y es que en España no son tan populares como en otros países. Vaya, yo no tenía ni idea de quién era Coben hasta que no me topé con una de sus series. Y ahí es donde empezó mi relación amor-odio con este señor.
Pero con las series de Coben ya he desarrollado otro tipo de adición. No solo no dejo de verlas, es que me auto convenzo de que ya no caeré en la próxima, pero cada vez que Netflix anuncia “una nueva serie basada en una historia de Harlan Coben”, sé perfectamente que voy a acabar viéndola. No sé si por masoquismo o por curiosidad, pero caigo siempre.
Y no doy a basto, porque el hombre escribe libros como churros y Netflix los adapta a la velocidad del rayo, que yo creo que ni le da tiempo a poner el punto final cuando ya están rodando la siguiente. Y es que entre los dos te sacan tres series por año, venga. ¿Les hacen descuento del dos por uno o que? Que piensan que vivimos pegados al sofá o algo.
Y sí, tiene un contrato millonario con Netflix para adaptar al menos 14 de sus novelas, con él mismo como productor ejecutivo y guionista de todos sus proyectos. Es que no tengo escapatoria…
Lo bueno, que son miniseries de máximo 8 episodios que se ven en un fin de semana.
Lo malo es que es como ver un telefilm de sobremesa que dura 8 horas. La mayoría tienen una calidad de aprobado justito, al igual que sus interpretaciones. Otras ni llegan.
Y lo peor (o lo mejor) es que todas funcionan igual: una familia aparentemente perfecta; un misterio que viene del pasado, afecta trágicamente a sus vidas en el presente y te hace sospechar hasta del cámara; muchos flashbacks; giros y más giros; alguien con gorra… y tú ahí sin poder moverte de la pantalla.
De verdad, es ver el primer episodio y atarte hasta el final.
Como curiosidad, Coben es estadounidense, pero ninguna de sus adaptaciones lo son. La mayoría son británicas, aunque también las hay francesas, polacas y hasta españolas (la más reciente, por ejemplo). Ahí se ve su éxito internacional.
Y si aun no habéis caído en sus redes, aquí dejo mi ranking de las cinco mejores series (según yo, claro) de Harlan Coben y, si queréis, lo juzgáis vosotros mismos.
5. Engaños (Fool Me Once)
De las más recientes… y de las más locas.
Maya, una exmilitar que perdió a su marido en un asesinato, lo ve un día vivito y coleando en la cámara de vigilancia de su hija. Y claro, todo el mundo la toma por loca. Hasta ella misma duda de si lo que ha visto es real o no.
A partir de ahí: secretos, giros, conspiraciones, suegras envenenadas y, por supuesto, algo que viene de muy atrás.
Tiene buen ritmo y el suspense está bien logrado, no es de las que ves venir. Muchas conveniencias, pero eso tampoco varía en las series de Coben, así que te acostumbras y terminas aceptando barco esperando la resolución como si nada. No queda otra.
Las actuaciones, nada mal: Michelle Keegan te contagia su sufrimiento y Richard Armitage, breve pero bueno.
4. Bosque adentro (The Woods)
La historia sigue a un fiscal que, 25 años después de la desaparición de su hermana en un campamento de verano, encuentra pruebas de que podría seguir viva. Pero claro, ese no será el único secreto que ocurrió en el bosque cuando era adolescente.
Producción polaca con un tono más serio que las británicas, sin tanto dramatismo de culebrón.
Aquí la historia no presenta flashbacks como tal, sino que mezcla pasado y presente, y está bien llevado.
El final funciona y la trama también, pero es muy lenta a pesar de tener solo seis episodios. Perfectamente podrían haberlo resuelto, pues eso, en un telefilm de hora y media.
Al menos se puede decir que es “diferente”, y además tenemos al Tom Holland polaco, que algo es algo.
3. No hables con extraños (The Stranger)
Una desconocida se acerca a un hombre y le suelta un secreto sobre su mujer que destruye su vida familiar en menos de cinco minutos. Después de eso, varios sucesos se van sumando en el vecindario y todo podría estar relacionado. O no…
La que hizo que todos desconfiáramos de la gente amable en los parques. Es una de las más redondas en cuanto a suspense y ritmo.
El reparto cumple: Richard Armitage, que parece un abonado a este universo, en el papel protagonista, acompañado por un muy interesante Anthony Head (sí, el querido Giles de Buffy Cazavampiros).
Todo muy bien, pero el final es totalmente atropellado. Parece que tanta historia junta les pasó factura y al final fue un “venga, esto mismo”.
Aun así, es la típica serie que te hace decir “un capítulo más” y terminas viendo seis seguidos hasta las tres de la mañana. No digo que me haya pasado…
2. The Five
Una de las primeras adaptaciones televisivas del autor y, sinceramente, una de las más sólidas. Un grupo de amigos queda marcado para siempre cuando uno de ellos desaparece siendo niño… hasta que su ADN aparece en la escena de un crimen años después.
Buena historia, de esas que parece que nada tiene explicación, pero sí.
Tiene un ritmo perfecto, personajes con profundidad y un toque nostálgico que la hace destacar entre tanto misterio prefabricado.
Eso sí, hay una trama secundaria bastante aburrida que parece que está conectada y termina en un gran “¿y?”. Perfectamente descartable.
El final, sin embargo, sí está bien. Si obvias, de nuevo, todas las conveniencias.
En general, esta sí merece la pena.
1. Safe
Y aquí empezó mi perdición. Safe fue la primera serie que vi de Coben y la culpable de que ahora vea todas las demás.
Protagonizada por Michael C. Hall (sí, Dexter intentando ser británico), sigue a un médico viudo que debe enfrentarse a la desaparición de su hija y su novio. El chico aparece muerto días después, pero de ella no hay rastro.
A partir de ahí empieza una investigación dentro de una urbanización de lujo donde todos esconden algo.
No puedo decir que sea perfecta, porque tiene sus cosas también, pero en mi opinión es la que mejor ritmo lleva. No sobra nada, y cada secreto que te van mostrando te hace volar la cabeza.
Yo, al menos, no vi venir el final.
Tiene todos los clichés posibles, sí, pero si es la primera que ves (como fue mi caso), no molestan.
Por eso es mi favorita, sin duda. Por eso y por Michael C. Hall, no vamos a mentir.
Me dejo muchas fuera, lo sé, y alguna me ha costado, pero si empiezo a hablar de todas, no acabamos ni en la próxima renovación de Netflix. Además, tengo aún pendientes dos de las más nuevas, que para cuando las vea ya habrá salido otra…
y quien sabe, a lo mejor alguna desbanca a otra de aquí. Pero de momento este es mi top 5.
Si os animáis con alguna, luego no digáis que no os avisé cuando os paséis el fin de semana entero enganchados. Perdón. O de nada, según cómo lo veáis.
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