Dawson Crece: Por qué sigue marcando a toda una generación y por qué tienes que verla (otra vez) en AXN

Este sábado, AXN vuelve a emitir Dawson's Creek, Dawson Crece en español (sí, igual que hizo con Cinco en familia… y no, insisto, ojalá me pagaran por la publicidad) y con eso se abren de nuevo las puertas de Capeside.

Así que ahora tienes la oportunidad de ver (o revisionar) una serie que marcó una época. Porque si fuiste adolescente a finales de los 90 o principios de los 2000, sabes que Dawson Crece no era una serie teen más. Era LA serie.



Estrenada en 1998 y creada por Kevin Williamson (el mismísimo que nos regaló otras joyas como Scream y Sé lo que hicisteis el último verano) basándose en su propia adolescencia, fue la serie que hizo que mirar por una ventana o grabar una película casera pareciera pura poesía.


Sensación de Vivir abrió el camino del drama adolescente, pero Dawson Crece fue la que nos habló de verdad a los que ya no éramos niños, pero tampoco sabíamos muy bien quiénes queríamos ser.


Más real, más lenta, más emocional, con personajes que parecían sacados de nuestras cabezas (pero más guapos).

Menos glamour y fiestas en Beverly Hills y más conversaciones profundas en el embarcadero.


Y si no la viste, tranquilo: estás a punto de descubrir por qué toda una generación se pasó años discutiendo si Dawson o Pacey (aunque para mí no hay discusión…) 


Así que antes de que empiece el maratón, te dejo una guía "rápida" para entender por qué Dawson Crece fue, es y seguirá siendo una serie que nos marcó y nos destrozó un poquito por dentro. 




¿De qué va?


Todo empieza en un pequeño pueblo llamado Capeside, donde cuatro adolescentes intentan sobrevivir a eso que llamamos crecer.


Dawson Leery (James Van Der Beek), aspirante a director de cine y obsesionado con Spielberg, vive convencido de que su vida es una película.

Su mejor amiga Joey Potter (Katie Holmes), de origen más humilde, sarcástica y con más personalidad que todo el pueblo junto, está enamorada de él desde siempre, pero claro, el chico no se entera.


Pacey Witter (Joshua Jackson), el amigo rebelde, el desastre. Está destinado a complicarlo todo (y a convertirse en el auténtico corazón de la serie).

Y luego está Jen Lindley (Michelle Williams), la chica nueva, la distinta, la que rompe el molde. Viene de Nueva York, con un pasado tan complicado que daría para tres spin-offs.



Cuatro adolescentes que hablan como adultos, a veces sienten como niños y que nos hicieron creer que tener un crush era prácticamente una tragedia griega.


Más adelante se sumaron Jack (Kerr Smith) y Andie (Meredith Monroe), los hermanos McPhee. La sensibilidad que la tele de los 90 necesitaba.


Con ellos, la serie fue mucho más que una historia de instituto. Mientras otras series mostraban fiestas o líos, esta te lanzaba reflexiones existenciales en cada episodio. 


¿Por qué marcó una eṕoca?


-Porque fue la serie teen más madura que se había hecho hasta entonces.

No iba de popularidad, ni de quién era el capitán del equipo.

Fue la primera que se tomó en serio las emociones adolescentes. No los trataba como tontos, sino como personas que sentían de verdad. Tocaba temas importantes como la salud mental, las inseguridades, las relaciones tóxicas, la búsqueda de identidad…

Y eso, en una época donde las series teen eran puro cliché, fue revolucionario.


-Porque los diálogos eran oro (y también inverosímiles)

Nadie en el instituto hablaba tan intenso ni decía frases como “nuestro vínculo trasciende las estructuras narrativas de nuestra amistad”, pero todos queríamos hacerlo.

Sus personajes tenían más vocabulario que un diccionario Collins, y cada conversación sonaba como si se estuviera grabando un audiolibro sobre la angustia juvenil.




-Porque Joey es la reina del “me gusta pero no puedo”

La chica que entra por la ventana, se enamora del mejor amigo y se debate constantemente entre su cabeza y su corazón.

Y aunque la serie se llame Dawson’s Creek, en realidad siempre fue su historia.


-Porque Pacey Witter fue el blueprint del chico imperfecto pero adorable. Ese que sólo veías como el graciosete liante y… oh, sorpresa! 

El verdadero héroe romántico de los 2000. Y acabarás enamorad@ de Joshua Jackson, prometido. 


-Porque Dawson lloró como ninguno y se hizo viral antes de los virales.

Sigue siendo un meme hoy en día (y si, lo has usado alguna vez), pero todos sabemos que en su momento nos rompió un poco el corazón.


-Porque Jack McPhee hizo historia. Fue uno de los primeros personajes gays tratados con profundidad y respeto en la TV. Su famoso beso con Ethan fue el primero en prime time y marcó un antes y un después.


-Porque Michelle Williams se comió la serie sin hacer ruido.

Jen Lindley era el personaje más complejo, más humano y sí, la que más nos hizo llorar (Kevin Williamson nunca te lo perdonaré).

No es casualidad que después haya sido nominada al Oscar unas cuantas veces.



-Porque la banda sonora es un puro viaje en el tiempo.

La intro con “I Don’t Want to Wait” de Paula Cole es patrimonio emocional de los que crecimos en esa época. Cada vez que suena, se nos activa un chip de nostalgia instantáneo.

A eso se suman Sixpence None the Richer, Dido, Alanis Morissette, Sarah McLachlan… canciones que convertían cada escena en un recuerdo. 

Escucharlas ahora es volver a los años de MSN Messenger, fotologs y cintas VHS grabadas con capítulos a medias.


-Porque de aquí nació todo lo que vino después

The OC, One Tree Hill, Gossip Girl, El verano en el que me enamoré

Todas esas series le deben algo a Capeside: el tono íntimo, los amores imposibles, el corazón roto y la banda sonora perfecta.


-Porque los momentos míticos siguen doliendo

El beso del muelle.

El baile de graduación.

La despedida final.

El triángulo que definió a toda una generación…

Todo eso que todavía hoy se recuerda (y se debate) como si fuera ayer. 



¿Por qué sigue valiendo la pena verla hoy?


Porque Dawson Crece sigue siendo, en el fondo, una historia universal.

No va de moda, ni de redes sociales, ni de filtros de Instagram.

Va de crecer, enamorarse, perderse, equivocarse, del miedo al futuro y de aceptar que la vida no es como en las películas (aunque todos queramos que lo sea). Temas que siguen igual de actuales aunque ahora se hablen por WhatsApp y no por teléfono fijo.


Para un adolescente de hoy, Dawson Crece es casi como abrir una cápsula del tiempo… pero una que sigue funcionando. Verás de dónde nacieron tus series de ahora y entenderás por qué nosotros no podemos olvidarnos de estas. 



En una época donde todo va rápido, esta serie te recuerda lo bonito que es pararse a mirar por la ventana (literalmente) y pensar en lo que sientes, aunque las conversaciones duren más de 30 segundos. 


Dawson Crece no es solo una serie, es un viaje emocional a una época donde todo parecía más simple y a la vez más intenso. 


Y por eso, aunque hayan pasado 25 años, volver a Capeside sigue siendo una cita obligada.

Prepárate para los monólogos eternos de Dawson, las lágrimas de Joey, los silencios incómodos de Pacey y las puñaladas de sinceridad de Jen.

Porque todos, en algún momento, fuimos uno de ellos.







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